Un Salto de Fe
Un joven americano llamado Leo, después de vivir toda su juventud indiferente a lo verdaderamente valioso, sintió la necesidad de abrir su corazón a Cristo, le aceptó y más tarde se casó con una joven creyente.
Él había ingresado al ejército y, tres días antes de convertirse en padre de su primer hijo, al embarcar en un avión con una misión especial, telefoneó a su esposa y le dijo: -“Amada mía, preséntame a Dios en oración; necesito que ores por mí.”
Aquella noche, ya llegando a su destino, el comandante de la nave ordenó a sus soldados que se lanzaran al vacío y que confiaran en sus paracaídas para llevar a cabo una acción por sorpresa. Leo era el segundo en turno para lanzarse, pero el compañero que estaba delante de él, sintiéndose muy nervioso, le rogó que pasara primero. Confiando en Dios, Leo cambió de posición y para darle valor a su compañero se lanzó. Cuando su paracaídas se abría, una terrible explosión casi le hizo perder el conocimiento. El avión había sido tocado por el enemigo y todos perecieron, excepto Leo.
«El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.» Salmos 91:1
Comentario: No subestimes el poder de la oración. Dios es real y está siempre presto a escuchar a los justos que, en fe, a Él se acercan. El Señor está a la diestra del Padre intercediendo por los suyos. Todo lo que pidamos al Padre, en el nombre de Jesús, Él lo hará. “Si le pedimos conforme a su voluntad, Él nos oye, y si sabemos que Él nos oye, tenemos la certeza de que nuestra petición será contestada. Esa es nuestra confianza...” (1 Juan 5:14)