
¡Tremendo Regalo!
Cuando joven, tuve una disputa y riña con un vecino agricultor. Me sentía tan molesto que, una noche bien oscura, entré en sus sembrados y esparcí semilla de cizaña que llaman de Juan. En todo el estado de Texas no hay nada tan temido por los agricultores que dicha cizaña. Crece y se extiende rápidamente, y una vez arraigada cuesta un trabajo increíble limpiar el campo. Pues bien, el sembrado de mi vecino quedó hecho una lástima, y yo reía satisfecho de ver cómo me había vengado.
Pero… andando el tiempo, y habiéndome olvidado de aquella experiencia, me enamoré de la hija del mismo hombre, mi vecino agricultor, y nos casamos. Y entonces, ¿qué ustedes piensan que ocurrió? El mismo día del casamiento, mi ahora padre político, nos regaló y entregó aquel mismo campo. Y entonces, yo mismo tuve que doblar la espalda y arrancar la mala hierba que había sembrado. ¡Increíble, pero muy cierto! “Todo lo que el hombre sembrare eso también segará.»
El tiempo no se detiene; el mundo sigue girando cual incansable carrusel y, quien vive maquinando contra los demás buscando justificar sus propios errores, también, cuando menos lo espere, recibirá su recompensa, y ésta, no siempre es como la del hombre de la historia. Si realmente has sido agraviado/a, deja el asunto en las manos de Quien a su tiempo pagará…
«No se venguen ustedes mismos, sino déjenlo a Dios; porque escrito está: Mía es la venganza; Yo pagaré, dice el Señor. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» (Romanos 12:19,21)