Preséntale la Otra

Preséntale la Otra

Un soldado cristiano tenía por costumbre terminar cada día leyendo la Biblia y orando. Cuando el resto de sus compañeros llegaban a la barraca y se retiraban a dormir, él doblaba sus rodillas y oraba al Señor.

Al verlo los demás, comenzaban a mofarse y a hostigarlo. Pero una noche, el abuso sobrepasó el asalto verbal y mientras el cristiano bajaba su cabeza para orar, uno de los antagonistas le lanzó una de sus botas en la oscuridad y lo golpeó en la cara. Todos comenzaron a reirse y a burlarse esperando que se desatara una pelea entre ellos.

Pero no hubo el desquite ansiado. En la mañana, al levantarse el soldado provocador, quedó más que asombrado, anonadado, al mirar al lado de su cama. Para que todos lo vieran, ahí estaban sus botas, las cuales le fueron devueltas tan limpias y pulidas que brillaban.

“Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica déjale también la capa.” Mateo 6:39

Por: S. J. Lawson de: Stories for the Heart

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