Mi Baluarte
Recuerdo la pintura que colgaba de una pared en la casa de mi abuela cuando yo era niña. Ese silencioso mensaje me preparó para las futuras tormentas de la vida. Al parecer, había sido pintada en el 1920… una joven y hermosa mujer se aferraba a una enorme roca mientras gigantescas olas azotaban el promontorio.
La marea lanzaba enormes olas que sacudían a la mujer pero nunca la pudieron hundir. Estaba protegida en la grieta de la roca. Su rostro mostraba completa confianza cuando ella miraba en dirección al cielo.
Pregunté a la abuela qué representaba aquella fotografía. Me explicó que Jesús era la Roca y que cuando confiamos en Él, se constituye en nuestro baluarte en los momentos difíciles de la vida. La abuela está ahora con el Señor; la extraño, y también a su pintura. Debo haber pasado horas estudiándola. Cada vez que lo hice, el Señor fue grabando suavemente sus enseñanzas en mi mente.
Ahora, cuando las temibles tormentas llegan a mi vida, a menudo el Señor me recuerda a la abuela y su cuadro y me da el valor para mantenerme agarrada de Él. Sea lo que sea que se presente, siempre me protege con sus poderosas manos. No importa cuán devastadores parezcan los asuntos, Dios me esconde en la hendidura de la Roca. Agradezco a mi Señor por protegerme y ayudarme. Él es mi Baluarte, mi Roca y mi Salvación.
“Y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les acompañaba, y la roca era Cristo.” 1 Corintios 10:4
Tomado del libro: Heme Aquí, Señor
Comentarios: Yo también tuve una abuela con la cual, en mi niñez, compartía y dialogaba. Fueron muchos los consejos y muchas las enseñanzas que de ella recibí. Meditando en esta historia, puedo ver lo hermoso que es recordar las lecciones que nos han marcado para bien y cómo la memoria de esas personas amadas nunca se apaga pues las semillas que sembraron se hicieron tan parte de nuestro ser que aún siguen germinando y dando fruto, y esto… de generación en generación.
Comentarios: ZCR
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