Infinitamente majestuoso es nuestro Dios; hoy y por siempre lo será. Su imponente grandeza es sobre todo y su soberanía con poder y autoridad permanece por siempre y siempre.

«Si todos le diéramos la espalda, Él siempre será el Altísimo; si ni una sola persona decide responder a su amor, Él seguirá siendo Amor; si nadie cree que Él es y que Él existe, Él siempre será, vive y vivirá; si no hubiera una sola persona que crea en Él, nuestro Dios siempre será la verdad; si todos dejáramos de adorarle, Él siempre será Quien es y siempre será… el único Dios digno de reverencia y adoración.

Dios es el único Dios desde la eternidad y hasta la eternidad; no tiene límites, no tiene final; vive para siempre; su grandeza y majestad no depende de nada ni de nadie, es… autosuficiente.» (Paráfrasis de un escrito del pastor Louie Giglio)

Tratar de entender con nuestro limitado intelecto tan grande misterio es de todo punto imposible… imposible comprender con nuestra mente finita a un Dios que es infinito.

¡Y pensar que un Dios TAN GRANDE creó a las criaturas para amarle! ¡Y saber que aunque le seamos infieles, Él permanece siendo fiel! ¡Y aunque no le tomemos en cuenta, Él continúa con los brazos abiertos esperando que nos refugiemos en Él! ¡Cuando resbalamos y caemos Él nos levanta! ¡Y saber que cuando le buscamos de corazón Él siempre está y nos recibe sin cuestionar! ¡Él es la luz al final del túnel! ¡Frente a cada reto, ahí Él está para darnos la victoria! Jamás el Admirable dejará de amarnos porque nuestro Dios es AMOR cuyo pensamiento y deseo para tod@s y cada un@ de sus criaturas es GOZO y PAZ.

Ese Dios majestuoso y grandioso se deleita cuando le reciprocamos sus bondades, sus beneficios y privilegios, su misericordia y fidelidad, con amor… amor que manifestamos desde lo más profundo de nuestro ser en agradecimiento porque Él nos amó primero. Lo alabamos por sus bendiciones y lo alabamos por ser Él Quien es.

No lo busquemos por lo que nos pueda dar; exaltémosle y adorémosle por Quien Él es: El Dios Altísimo, Creador de cielo y tierra, Salvador de toda la humanidad, Majestuoso y Grande… el único digno de adoración, de alabanza y gloria por los siglos de los siglos. ¡No hay otro como Él!

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.” Salmos 100:4-5 

“Todo lo que respira alabe al Señor. Aleluya.” Salmos 150:6 

ZCR
www.elAdmirable.net