“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad.” 3 Juan‬ ‭1:2-4‬ ‭RVR1960‬‬

¿No es la salvación del alma más importante que la sanidad del cuerpo? Puedes disfrutar de buena salud toda tu vida, pero si tu alma no ha sido salvada por la fe en Jesucristo, vana ha sido tu existencia. La voluntad de Dios es que tu bienestar físico vaya a la par con lo más importante… lo que es eterno, lo espiritual.

En cierta ocasión Jesús sanó a diez leprosos; solamente uno regresó a Él. ¿Qué fue de los nueve que menospreciaron la salvación? No lo sabemos, pero si a tiempo no pusieron en balanza ambos beneficios para optar por lo fundamental, grave y triste tiene que haber sido su final eterno.

Estamos tan sumergidos en la fantasía del mundo que muchos olvidan que la vida aquí es pasajera, razón por lo cual lo eterno es y siempre será lo de más importancia, lo fundamental, lo vital. Porque…

¿Qué es la vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.” Santiago 4:14

ZCR
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