Lo bueno viene del cielo
Acostumbro escribir cada artículo inspirada y motivada por experiencias que considero edificantes tanto para mí como para quien lee. Me preparo mental y espiritualmente para plasmar por escrito cada pensamiento que comienza a fluir como si estuviera escribiendo en un diario personal, y es que… me gusta ser transparente y natural… Por eso prefiero el estilo informal que, cual conversación a la distancia, provoque el interés desde el principio hasta el final.
Cuando Dios terminó la obra de la creación observó y vio que todo lo que hizo era bueno y bueno en gran manera; tan perfecta quedó su obra que, entonces, descansó. No es así con nosotros los humanos si no permitimos la intervención divina en lo que hacemos. Cuando yo termino con el artículo que he estado elaborando, leo, releo y, en ocasiones, empiezo a quitar, a añadir, a cambiar, a tratar de identificarme con los posibles lectores hasta que reconozco que es el Espíritu Santo de Dios quien sabe hacer las cosas mejor que yo. Entonces…
…me gozo cuando pienso: -“Lo ordinario y carente de entusiasmo que pueda haber en esto sale de mí; lo bueno y extraordinario baja del cielo, de mi Señor, a quien doy la gloria, pues a Él pertenece.” Y esa verdad no me entristece, todo lo contrario, me regocija el saber que cuando nosotros menguamos, Él crece.
Es esta una oportunidad más para reconocer y nunca olvidar que soy insuficiente en mí misma, débil e impotente para hacer cualquier cosa que resulte en bendición sin la asistencia de mi Señor. ¡Cada día le necesito más!
Así que, tengan por cierto, que si al leer reciben edificación y bendición, es de parte de Dios, por lo que es Él quien merece TODA la gloria, TODA la honra y TODA la alabanza. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces.” (Santiago 1:17)
“Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí. Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí, nada podéis hacer.” Juan 15:4-5