Jesús la diferencia
El tren comenzó a moverse. Iba lleno de gente de todas las edades, la mayoría obreros y jóvenes universitarios. Cerca de la ventana se sentaba un hombre con su hijo de 30 años quien iba sobrecogido de gozo, emocionado por el paisaje de afuera.
“Mira papá, el paisaje de los árboles verdes es muy hermoso». La conducta del muchacho hizo que los demás pasajeros se molestaran. Todos comenzaron a murmurar acerca del joven por su extraño comportamiento.
De repente comenzó a llover. Las gotas de lluvia caían sobre los pasajeros a través de la ventana abierta donde estaban sentados el hombre con su hijo. El muchacho, lleno de gozo decía: «Mira, papá, qué bella es la lluvia…»
La esposa del hombre cerca de ellos se molestó por las gotas de agua que mojaban su vestido nuevo. Ésta le dijo a su esposo: “¿No ves que está lloviendo? Usted, señor, si su hijo no se siente bien, llévelo pronto a un asilo mental y no moleste a los demás».
El padre del muchacho titubeó primero pero, entonces, en tono muy bajo, contestó: -“Regresamos a casa del hospital. Mi hijo fue dado de alta esta mañana. Hace sólo una semana que recobró la vista, pues nació ciego. La naturaleza es nueva a sus ojos. Por favor, perdonen la inconveniencia.”
Por: Autor Desconocido
Comentario: ¡Cuántas veces pasamos juicio sobre la conducta de otras personas sin conocer la verdad! ¡De cuántas maneras ofendemos por apresurarnos a hablar lo que no es! ¡En cuántas ocasiones llegamos a conclusiones erróneas por dejarnos llevar por las apariencias! La empatía necesaria brilla por su ausencia en muchos corazones. ¡Cuánta injusticia se comete con el prójimo, no sólo en los tribunales, sino en toda la sociedad! Jesucristo hace la diferencia…