Hombre de Dios
Nuestro mundo necesita hombres que honren a Dios voluntariamente con sus palabras y con sus hechos. Las palabras que usas para instruir a otros no sonarán verdaderas a menos que tú mismo te dispongas a ponerlas en práctica.
¿Te consideras un líder a quien tú estarías dispuesto a seguir? Si contestas en la afirmativa, te felicito. Pero si la contestación a esa pregunta es no, o quizás, es tiempo entonces de que evalúes tu relación con Dios, empezando por las palabras que hablas y el ejemplo que estás dando, especialmente en tu hogar.
Dice Charles Swindoll: Se ha dicho que carácter es lo que somos cuando nadie nos está mirando. ¡Cuán cierto! Cuando se hacen cosas que uno/a sabe que no son correctas, se trata de justificarlas u ocultarlas de los demás. Pero, aunque se justifiquen delante del mundo, jamás se podrán justificar delante de Dios. “Dios no puede ser burlado.”
Dios no nos llamó a la ingenuidad sino a la integridad. El concepto bíblico de integridad enfatiza una madurez de inocencia, no una pueril ignorancia. “El que camina en integridad anda confiado.” (Proverbios 10:9) Por eso…
“Considera al íntegro, y mira al justo; porque hay un final dichoso para el hombre de paz.” (Salmos 37:37)