
Hermoso Privilegio
Mayo… Mes en que la naturaleza se viste de gala para manifestar la hermosura de la creación en su más bello esplendor. No en balde se seleccionó para celebrar y realzar, la belleza de la maternidad.
“Vas a ser madre». Hermosas palabras cual melodiosa canción para unas, triste noticia fuera de tiempo para otras, el anuncio inesperado con el que no contaban algunas, y la sentencia más cruel recibida en aquellas que nunca pensaron que, en la vida, todo tiene un precio.
Sea cual sea la reacción: alegría, tristeza, temor, malestar, sentimiento de culpa, ira, deseos de reír, cantar o llorar, etc., lo cierto es que estás frente a una realidad, una hermosa realidad, aunque en ese momento algunas no lo puedan entender. «Herencia del Señor son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre» Salmo 127:3. Por lo tanto, son valiosos, más que todo el oro del mundo; no son algo -son alguien- regalo preciado puesto en tus manos para que lo valores como tal. La maternidad es una bendición y un hermoso privilegio.
Ser madre es el mayor reto con el cual se enfrenta la mujer desde el momento mismo en que realiza que lleva una criatura en su vientre. Llevar a cabo tan importante rol en la vida dignifica y enaltece. Un hijo no es una carga sino una responsabilidad, si entiendes el privilegio que eso supone y las bendiciones que se reciben desde el momento mismo en que te conviertes en mamá. ¡Maternidad… Hermosa responsabilidad!
La meta de cada madre para con cada uno de sus hijos debe ser: Acercarlo a Dios con su instrucción y su ejemplo… es esa la mejor y mayor garantía para verlos crecer en gracia y en sabiduría. Dependiendo de la calidad de vida que tú lleves, así será la formación que des a tus hijos. «Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él» Proverbios 22:6
La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba. La sabiduría comienza en el temor de Dios, por lo que te exhorto a que rindas tu vida al Señor y comiences a disfrutar de la verdadera libertad que Él te ofrece. Será la mayor y más valiosa herencia que podrás legar a tus hijos. «Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican» Salmo 127:1.
Permite que el amor de Dios inunde todo tu ser a través de Jesucristo, para que puedas honrar con dignidad y altura el papel de madre que Él te ha encomendado, criando a tus hijos, no a tu manera sino a la suya… la que realmente funciona.
¡Cuánta satisfacción sentimos al ver cómo cada hijo se va independizando y estableciendo el fundamento de su seguridad en La Roca que resiste todo viento y tempestad; la Roca inconmovible de los siglos, Cristo, el Señor.¡Encomendemos a Él sus pasos, y viviremos tranquilas y seguras todos los días de nuestra vida!
ZCR
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