Háblale al Pastor
Pedrito trataba en vano de conciliar el sueño. Siguiendo los consejos de Tony, su amiguito, cerró los ojos y comenzó a contar ovejitas. Después de un rato, al ver que su intento resultaba infructuoso, le dice a su hermanita:
-Milly, no me puedo dormir, he estado contando ovejitas como me dijo Tony pero no me funciona, sigo despierto.
Con cierto aire de persona grande y muy segura de sus palabras, Milly se le acerca y le dice, -¿sabes qué, Pedrito? Cuando yo me acuesto y no me puedo dormir, abuelita siempre me dice: “Olvídate de las ovejitas y háblale al Pastor.”
No pasó mucho tiempo después de hablar con su hermanita, que se empezaron a escuchar los ronquidos de Pedrito.
El insomnio es muy raro en los niños pero muy común en los adultos, quienes recurren a diferentes métodos anhelando el descanso nocturno. Pero, en gran cantidad de ocasiones, se olvidan de echar mano de lo que realmente funciona: hablar con Jesús, dialogar con el Amigo Fiel antes de cerrar los ojos, dejando en sus manos todas las cargas acumuladas del día, y echando sobre Él toda ansiedad y preocupación. Los pensamientos toman el control de la mente y sólo el establecer comunión con el Señor puede hacer que éstos se desvanezcan. Es la confianza en Dios en medio de todo asunto lo que nos ayuda a descansar plácidamente.
• En paz me acostaré y asimismo dormiré porque sólo Tú, Señor, me haces vivir confiad@. Salmos 4:8
• Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará… Salmos 55:22
• Yo me acosté y dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba. Salmos 3:5
ZCR