Gracias, Señor
Un granjero cristiano fue a la ciudad por asuntos de negocios. Al concluir sus diligencias decidió entrar a un restaurante a comer algo antes de regresar a su finca. Cuando le sirvieron la comida, inclinó la cabeza y dio gracias a Dios como siempre hacía. Un jovenzuelo en la mesa del lado lo vio y considerándole un viejo atrasado, le preguntó en voz alta para avergonzarle -Dígame, granjero, ¿en el campo todos hacen como usted?
El granjero se volvió hacia él y muy amablemente le contestó: -No, hijo, los animales no lo hacen.
Autor Desconocido
Comentario: En el mundo hay personas que se valen de la astucia para llamar la atención buscando ocultar sus propias debilidades, pero, ¡Cuán atrapados quedan frente a la sabiduría!
“Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión.” Proverbios 26:5