
Es Mejor Dar
En los días en que un helado con sirop costaba mucho menos de lo que cuesta ahora, un chico de diez años entró a un restaurante y se sentó a la mesa. La camarera le sirvió un vaso con agua.
¿Cuánto cuesta un helado con sirop? – preguntó el chico.
-Cincuenta centavos. – le contestó la camarera.
El muchacho sacó algunas monedas del bolsillo y las contó.
-¿Cuánto vale un helado solo, sin sirop? – preguntó.
Había gente esperando por una mesa y la camarera estaba empezando a impacientarse.
-Treinta y cinco centavos – le dijo ásperamente.
El muchacho volvió a contar las monedas.
– Tráigame el helado solo – le dijo.
La camarera le trajo el helado, puso la cuenta sobre la mesa y se retiró. El chico, al terminar con el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la camarera regresó y empezó a limpiar la mesa, se quedó atónita. Al lado del plato vacío, había dejado el chico quince centavos… su propina.
Recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35.
¿Estaríamos nosotros en la dispocisión de sacrificar un deseo por hacer lo que nos corresponde? ¡Qué lección recibió la camarera y cuánto valor adquirió en un momento la cantidad de… 15 centavos!