Disfrútala
Leía una frase que me pareció de lo más original: “La vida es como un helado; disfrútala antes que se derrita.” Enseguida pensé en la realidad de que la existencia en este mundo es pasajera. Recordé la cita bíblica de la epístola del apóstol Santiago: “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.” (4:14)
Me llamó la atención el que el peregrinaje en esta tierra, al igual que el helado, “tiene principio y tiene fin» por lo que al autor de la frase lo movió más el “disfrutar el tiempo que le reste existiendo”. Entonces, al realizar su propósito, se me creó a mí una preocupación cuando pensé en la definición del término disfrutar: “aprovechar al máximo, deleitarse hasta saciarse”. Y es que…
El saborear un helado satisface el sentido del gusto por un momento y ya, así también el disfrutar el tiempo de existencia, mas… la vida que es eternal, ¿cómo es realmente satisfecha? ¿Cómo se puede disfrutar al máximo? Si preguntara a cada lector, sería inmensamente larga la lista de las diferentes opiniones. Mas creo que no me equivocaría al pensar que la mayoría de las contestaciones se basarían en placeres tanto del mundo como de la carne. ¡Por eso… mi preocupación! Porque…
No hay manera de disfrutar la vida a plenitud si Jesucristo no está en el panorama; y para Él, no es el mundo ni la carne lo que nos debe llenar, sino su Espíritu. En otras palabras, es en el Espíritu que se puede disfrutar la vida completamente. “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:6
El apóstol Pablo hace la siguiente exhortación:
“Miren, pues, con diligencia cómo anden, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sean llenos del Espíritu,” Efesios 5:15-18
Podemos decir entonces, que la existencia en la tierra es como un helado, que más pronto de lo que muchos se imaginan, desaparece; mas la vida es eterna, por eso hay que empezar a disfrutarla aquí para seguir disfrutándola allá, en el deleite verdadero que permanece para siempre, no el ficticio y pasajero que dura hasta que se acaba…
El gozo y disfrute que se fundamenta en Jesucristo, el Admirable Príncipe de Paz, es la satisfacción plena que comienza aquí en la tierra y continúa más allá del cielo azul. ¡Esa es nuestra Esperanza de gloria!
Por: Zaida C. De Ramón
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