Me coloco en las manos del Admirable buscando la inspiración divina para edificación de cada una de nuestras vidas y gloria para el Único que la merece: Jesucristo, Rey de Reyes y Señor de Señores. Cada cual dando lo que de Dios recibe…

El tiempo que dedico a escribir no se puede igualar en valor a ningún otro de los quehaceres del diario vivir. Es tal la bendición en fe, paz, gozo y fortaleza que no hay comparación posible. Conectarse con el Amigo para laborar juntos es hacer de lo eterno, alto y sublime una tremenda terapia. ¡Como el pececito en el agua! Así nos gozamos en el Señor cuando damos por gracia lo que de gracia hemos recibido…

Cuando nos apartamos de los asuntos y las noticias que por tantos medios recibimos, respiramos profundamente y quisiéramos permanecer en ese entorno de paz y sosiego que tanto escasea en el mundo de nuestros días; por lo que constantemente tenemos que echar mano de la Palabra de vida para seguir corriendo con paciencia la carrera que tenemos por delante… puestos los ojos en Jesús.

Pensaba en una alegoría… El tiempo que a mí me toma elaborar cada artículo no es ni remotamente el que a ti te toma leerlo. Es como cuando nos esmeramos cocinando un menú suculento… nos toma un tiempo considerable elaborarlo y a la hora de disfrutarlo se consume en un santiamén. Se va tan rápido que, si no fuera por la bendición que eso supone, pasaría desapercibido. Pero eso es bueno pues nos va abriendo el apetito para el próximo…

Estemos siempre en la mejor disposición de dar lo que del cielo se nos ha otorgado para bendición de nuestras vidas, edificación de los demás y gloria para el Alto y Sublime. ¡Bendiciones!

ZCR
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