Cada año se presenta con resoluciones, nuevas expectativas y con la esperanza de ver una movida que revolucione para bien la rutina de lo cotidiano… un cambio de lo ordinario a lo extraordinario. Se despide el año en el anhelo de ver, a las doce y un minuto, una alteración radical que en un abrir y cerrar de ojos transforme el panorama existencial de cada cual.

Pasa un minuto, pasan dos, siguen pasando las horas, las semanas y los meses y la esperanza que surgió cual hermosa mariposa salida de su crisálida, se va alejando; se esfuma cual neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece… Las mismas circunstancias, los mismos problemas sin resolver, los mismos anhelos sin materializarse, el mismo estilo de vida; todo y todos… en las mismas condiciones.

¿Por qué tantos viven dando vueltas como un carrusel, de la misma manera, en el mismo entorno y sin vislumbrar un cambio real y efectivo para bien en su existencia? Simplemente, desearían ver otra cosa en el ambiente que les circunda pero se niegan a aceptar que el verdadero cambio debe comenzar en su propio corazón. Tal resistencia les aleja de la paz que su alma anhela.

Mas, aún hay esperanza para aquellos que deciden dar un giro a su vida, cambiar de rumbo dejando atrás los esfuerzos que no les han resultado y probar a JESÚS, el único que puede hacer el milagro de reconciliación con Dios el Padre para hacer de él o de ella una nueva creación llena de vida. Porque…

…para el que viene a Cristo, TODO es hecho NUEVO; el pasado queda atrás y se comienza una vida completamente renovada: De las tinieblas a la Luz, de la esclavitud a la libertad, de la mentira a la verdad, de la tierra al cielo, de la religión a una relación, del vacío de corazón, a una vida llena del Espíritu, de la ansiedad a la verdadera paz. ¡Gracias a Dios por Jesucristo!

Más que al año viejo que se va agotando naturalmente hasta desaparecer, es la criatura vieja la que necesita ser despedida – Es ese el cambio más trascendental en el interior de cada ser para comenzar a caminar en novedad de vida. Es esa vida nueva la que celebramos de día en día… «el encuentro entre la Misericordia y la Verdad, la unión de la Justicia y la Paz». (Salmos 85:10)

Si has estado viviendo de migajas, decide hoy sentarte a la mesa, cual príncipe o princesa que se deleita en estar en la presencia de su Rey.

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí que TODAS son hechas nuevas.» 2 Corintios 5:17

ZCR
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