Así se Vive Aquí
Este era un anciano muy sabio. Cada día se sentaba frente a una estación de gasolina y saludaba a cuanto motorista pasaba por el pueblito. Un día, su nietecita quiso acompañarlo y sentándose al pie de su silla, así pasó con él todo el tiempo.
Mientras observaban a la gente entrar y salir, un hombre muy alto, que de seguro era un turista, pues ellos conocían a todos en el pueblo, miraba alrededor examinando el área como buscando un sitio donde establecerse.
El extranjero se le acercó al anciano y le preguntó:
-“¿Qué clase de pueblo es el que estamos?” El anciano se viró hacia él y le contestó: -“Bueno, ¿de qué clase de pueblo es usted?” El turista le dijo: -“En mi pueblo todos se critican unos a otros. Los vecinos se la pasan murmurando de los demás, y es un sitio bien negativo para vivir. Yo me alegro de haber salido de allí. No es un sitio agradable.” El anciano miró al extranjero y le dijo: -“¿Sabe usted algo, amigo? Asimismo es aquí en este pueblo.”
Como una hora más tarde, una familia que también pasaba por allí, se detuvo a comprar gasolina. El automóvil entró a la estación lentamente y paró frente a donde se encontraban sentados el anciano con su nieta. La mamá salió del auto con sus dos niños y le preguntó al anciano por los baños. El anciano señaló hacia el lugar donde éstos se encontraban.
Luego se bajó el padre y también preguntó al anciano: -“¿Es este pueblo un sitio bueno para vivir?” Le contestó el anciano: –“¿Cómo es el pueblo de donde es usted?” El hombre lo miró y le dijo: -”Bueno, en mi pueblo todo el mundo es bien unido y siempre deseosos de ayudar al vecino. Dondequiera que uno va siempre lo reciben con Hola y Gracias. Realmente detesto tener que dejarlo. Me siento como si dejara a mi familia.”
El anciano miró al hombre y dándole una sonrisa le dice: “¿Sabe? Hay un gran parecido con este pueblito.” La familia entró al auto, le dieron las gracias, se despidieron saludando con la mano y siguieron su camino.
Cuando la familia ya iba lejos, la nietecita miró a su abuelo y le preguntó: -“Abuelo, ¿cómo es que al primer hombre tú le dijiste que este pueblo era un sitio horrible para vivir, y a la familia que también paró, le diste a entender que era un lugar maravilloso.”
Con mucho cariño, el abuelo miró los ojitos intrigados de su nietecita y le dijo: -“No importa a donde te vayas, contigo se irán tus actitudes y toda tu manera de ser y eso es lo que hace que el lugar donde vivas sea terrible o sea maravilloso.”
De: Stories for the Heart. Compiladas por: Alice Gray