Tómala, Por Favor

Tómala, Por Favor

En el cuerpo de la Marina de los Estados Unidos que batalló con los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, estaba el Cabo William Devers de 21 años de edad, quien se consideraba a sí mismo un agnóstico. Ninguna discusión, ni citas bíblicas o coacción alguna por parte de sus compañeros marinos o del capellán lo habían podido mover de su manera de pensar.

Durante el primer encuentro de la Compañía con los japoneses, un gran número de los miembros de la unidad fue muerto, y el capellán fue herido. Quejándose por las heridas recibidas, el capellán llamó a Devers y le dijo: “Mi… bolsillo izquierdo… búscalo… por favor… Anoche tuve un sueño. En el sueño… se me apareció un ángel y me dijo… que te hiciera tomar mi Biblia. Tómala, hijo… por favor.” Para no contrariar al hombre herido, Devers tomó la Biblia y se la echó en el bolsillo de su camisa.

Veinte minutos más tarde, el escuadrón del Cabo Devers tropezó directamente con una patrulla japonesa, y sin entender lo que había pasado Devers yacía en el suelo, su mente sumida en la oscuridad, de seguro que estaba muriendo. Cuando volvió en sí, sentía el dolor de un balazo en el pecho, pero no había sangre.

La bala había entrado en la Biblia que llevaba en el bolsillo, llegando hasta el libro de los Salmos donde decía: “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, mas a ti no llegará.” Salmo 91:7

Por: James Pruitt

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