Todo lo puedo en Cristo
Dice Charles Swindoll en uno de sus artículos: «Mientras más tiempo pasa, más me convenzo del efecto que tiene la actitud en la vida. La actitud, para mí, es más importante que los hechos, más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, que los fracasos, o el éxito, que lo que otras personas piensan, dicen o hacen. Es más importante que la apariencia, los atributos, o talentos. Lo interesante es que todos los días tenemos que elegir la actitud que hemos de asumir durante ese día.
No podemos cambiar el pasado. Tampoco podemos cambiar el hecho de que las personas actuarán de cierta manera. Lo único que sí podemos hacer es jugar con la única carta que poseemos, y eso es, la actitud ante cada circunstancia. Estoy convencido que la vida es 10% lo que me sucede a mí y 90% cómo reacciono ante ello. Todos estamos en control de nuestras actitudes.» (Charles Swindoll)
Definitivamente, no es la circunstancia con la que esté lidiando en el momento, lo que controla mi vida, sino, la actitud que asuma ante ella. Y la pregunta es: ¿Cómo tomar autoridad sobre cada situación, y salir airoso/a? ¿Estamos siempre preparados para tomar la actitud correcta ante la adversidad del momento? ¿Será suficiente el fundamentar cada actitud en pensamientos positivos y frases leídas y aprendidas salidas de cabezas humanas?
«Transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.» (Romanos 12:2 RVC)
Dice la Biblia que los pensamientos salen del corazón; y el corazón es purificado por medio de la fe; y la fe viene por el oir la Palabra de Dios. (Mateo 12:35, Hechos 15:9, Romanos 10:17) ¿Cuál debe ser, entonces, el primer paso que se debe tomar? -Renovar nuestra mente con la Palabra de Dios para que cada actitud sea conforme a Su perfecta voluntad. Y esto, de día en día. Según alimentamos el cuerpo, también nuestro espíritu debe ser nutrido. Si dejas de comer un día, tu cuerpo se debilita, asimismo pasa con el espíritu. No es una vez a la semana; es todos los días…
Esgrimiendo, entonces, la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y tomando firmemente el escudo de la Fe, podemos adoptar la actitud precisa para apagar todos los dardos de fuego que el maligno tira a la mente buscando desviar nuestra mirada de Jesús, el autor y consumador de nuestra Fe.
Pero, ¿realmente alimentamos nuestro espíritu como hacemos con el cuerpo físico? Si la contestación a esa pregunta no es en la afirmativa, pues ahí está la razón por lo cual no siempre asumimos la actitud correcta conforme a la Palabra de Dios ante cada circunstancia.
Si un cuerpo débil se enfrenta ante su adversario, éste será noqueado antes de comenzar la primera ronda. Asimismo, un espíritu débil jamás podrá salir airoso ante las provocaciones y acechanzas de las huestes espirituales de maldad.
«Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. (Efesios 6:13)
No hay otra salida… “Fortalézcanse en el Señor, y en el poder de su fuerza.” Y estaremos preparados para, en Fe y con autoridad, confesar sin temor alguno: “Todo lo puedo «en Cristo» que me fortalece”. (Efesios 6:10, Filipenses 4:13)
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)
ZCR
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