Nadie puede amistarse con Dios ni allegarse a Él sino es a través de JESUCRISTO. “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre….” (Juan 2:23) Así las cosas… “Porque NO HAY OTRO NOMBRE bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)

Es JESUCRISTO la Luz que alumbra las tinieblas; es la única salida para quienes, cansados de negar su triste realidad, tiran sus armas que para nada les han servido, y deciden rendir sus vidas al único que les puede librar de caer por el precipicio al cual se han estado acercando. A esos seres agraciados, la Luz les aguarda al final del túnel, cual crisis sufrida por la criatura al nacer cuando ve la luz por primera vez.

Cuando nuestro corazón es alumbrado, el Amor del Padre es revelado a nuestro espíritu, y es entonces que podemos creer en JESUCRISTO. Es en ese acto de arrepentimiento sincero y de Fe real, que el Amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado. (Romanos 5:5) En ese momento se experimenta el NUEVO NACIMIENTO, el espiritual, sin el cual nadie puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3)

«Él que está en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí TODAS son hechas nuevas.» 2 Corintios 5:17

¡Oh, si conocieses, al menos en este tu día, lo que JESUCRISTO es para tu paz! El nos amó tanto que dio su vida para amistarnos con el Padre y librarnos de la condenación eterna.

¿TE AMAS tú lo suficiente como para dar la tuya por Él y… por ti? Estarás pasando de la condenación a la salvación, de la maldición a la bendición, de la muerte a la vida, del mero conocimiento a la sabiduría, de las manos del maligno, a hijo o hija de Dios.

“Dame, hijo mío, hija mía, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.” Proverbios 23:26

ZCR
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