Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando
cuando soy débil, entonces soy fuerte.
2 CORINTIOS 12:9-10

Sólo Dios es grande, sólo El es soberano, el Todopoderoso Dios. ¡A El sea la gloria por los siglos de los siglos! Nada tenemos de qué jactarnos, nada de qué gloriarnos, sino en nuestras debilidades. Por alto que hayas subido, por mucho que hayas alcanzado, por demasiado que hayas hecho, en nada y por nada tienes de qué gloriarte. Reconoce tus debilidades para que el poder de Dios se manifieste en tu vida. «Cuando soy débil, entonces soy fuerte.»

¿Quieres ser lleno/a del Espíritu Santo? Reconoce tu impotencia, tu insuficiencia, tu necesidad de Dios en todos tus asuntos y recibirás Su poder. Tira tus propias armas y ríndete al Señor sin condiciones. O sea… vacíate de ti y serás lleno o llena de Él. No es con tu brazo, sino, con Su Espíritu. “Diga el débil: fuerte soy.”

ZCR
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