Realmente, ¿cuántas personas viven dando la importancia debida a su futuro eterno? Al observar la forma en que la humanidad se desplaza de día en día en un mundo que algún día llegará a su fin, no deja de preocupar a quienes sabemos lo que el tiempo le depara a los que, indiferentes, siguen viviendo como si fueran a permanecer en la tierra “per secula seculorum” (por siempre y siempre).

¿Cuántos ídolos han tomado el lugar del verdadero Dios en los corazones de tantos? Se deposita la confianza en personas o cosas, en el dinero ( la raíz de todos los males, para quien lo considera el resuélvelo todo) y hasta en sí mismo, buscando seguir el derrotero que, aún sin planificar ni pensar, se han trazado.

Lo triste del caso es que, una gran mayoría dice que existe un Dios, mas, con sus hechos lo niegan. El Dios que han concebido lo creen tan distante que para nada lo toman en cuenta; prefieren echar mano de lo que sus ojos ven antes que considerar a un Dios que no pueden ver.

La ignorancia hace perecer…
Dios es espíritu y, ¿sabes qué? Tú también lo eres. Tu verdadero ser no es lo que ves en un espejo, sino lo que está en tu interior, esa parte de ti que con tus ojos no puedes ver. Tu yo físico se extinguirá mas tu yo espiritual es eterno. Por lo tanto tu verdadero ser, ese que no ves, es lo que debes de guardar con más celo. “Por sobre todas las cosas guardadas, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23)

Ese espíritu que eres tú, que salió del Dios espiritual, permanecerá para siempre, mas tú decides si lo pasarás con tu Creador y Padre Celestial en la deleitable presencia del Admirable o… sin Él.

Para tu necesidad, aunque no la reconozcas, ya Dios hizo la provisión completa y perfecta: JESUCRISTO, el único camino que lleva al Padre, el único que te garantiza que, después de tu existencia en la tierra, puedas seguir viviendo en paz y gozo por toda la eternidad.

La vida en este mundo, aunque no pienses en ello, es pasajera, es como una sombra, como niebla que según llega asimismo se desvanece. Puedes durar cien años cosechando triunfos y llegar al más alto pedestal haciendo y deshaciendo, mas entiende que “toda carne es como la hierba, y toda la gloria que hayas alcanzado es como su flor, que se cae tan pronto la hierba se seca”, y después, ¿qué? ¿Cómo pasarás la eternidad?

¡No menosprecies tu futuro eterno! Cree en JESUCRISTO con Fe y por Amor y verás tu mayor y más grave problema resuelto para siempre. “Porque de TAL manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

ZCR
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