En el siglo tercero, Cipriano le escribió a su amigo Donato lo siguiente:
El mundo, Donato, parece bueno y alegre cuando lo miro desde mi agradable y hermoso jardín. Pero si escalara una elevada montaña y mirara a lo lejos… sabes muy bien lo que vería: bandidos en los caminos, piratas en los mares y hombres asesinados en el anfiteatro para complacer a las multitudes que aplauden…

Sin embargo, en medio de este panorama tan hostil, veo personas serenas e íntegras a quienes aborrecen y persiguen, pero a ellas no les importa porque han vencido al mundo. Esas personas, Donato, son cristianas.

¡Qué elogio! Personas serenas e íntegras. No detestables, no jactanciosas, no exigentes. Simplemente serenas e íntegras. SEPARADAS.. Puras.. Sanas.. Decentes.. Honestas.. Honradas..

De: Inspirational Study Bible

Comentario: Si Cipriano hubiera vivido en este siglo, la lista de lo que vería desde la montaña, sería algo horroroso e interminable… Y así como en sus tiempos, y en medio de un mundo que se pierde, todavía hay quienes han decidido no contaminarse con lo inmundo ni doblar sus rodillas ante los baales. Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus deseos y bajas pasiones.

Aún estamos los que no le tememos al gigante, ni a los leones, ni al horno de fuego pues el Todopoderoso se pasea en nuestros medios con nosotros y en nosotros. Jesús venció al mundo y con Él somos más que vencedores. Vivimos por el Espíritu y andamos también por el Espíritu.

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la Victoria que ha vencido al mundo: nuestra FE en JESÚS, el Rey de Reyes y Señor de Señores.” 1 Juan 5:4

Comentarios por: Zaida C. de Ramón
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