Por la Prisa
Lo que puede hacer una oración o la falta de ella en el momento apropiado es impredecible pero crucial. ¿Estamos siempre en la condición espiritual propicia para recibir de parte del Espíritu Santo de Dios el toque especial sobre la necesidad imperiosa de oración, ya sea en tu entorno o en el de cualquier otro?
En una ocasión recibí ese toque con relación a una amiga muy amada. Por causa de la distancia, tuve que echar mano del teléfono, llamada que fue recibida con mucho agrado pero, pude discernir que había prisa en su ambiente, lo cual me corroboró al decirme que su esposo estaba en el auto esperando por ella pues se disponían a salir. Entendiendo la situación y no queriendo ser impertinente, opté por desearle un buen día, pero con tristeza en mi interior pues sentía que una oración aunque corta, antes de partir, iba a ser determinante. Nos despedimos y quedó en llamarme en otra ocasión.
Esa ocasión no se hizo esperar pues, tan pronto como al otro día, se comunicó para ponerme al tanto de la odisea ocurrida en esa salida, precisamente sobre la cual Dios quería prepararla para que pudiera salir airosa en cualquier eventualidad. Lo contrario fue lo que ocurrió, pues salió como oveja trasquilada en la triste experiencia vivida por no detenerse un momento a encomendar su camino en las manos del Señor.
¿Cuántas veces nos dejamos llevar por la prisa y olvidamos el consejo divino que dice: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.” Isaías 30:15. Damos por hecho la protección de Dios y su intervención en nuestros asuntos y permitimos que nuestras pasiones se enseñoreen de nosotros resistiendo la voluntad divina para nuestro propio mal. Decimos que Dios es real y que es por nosotros pero vivimos moviéndonos en nuestra propia prudencia olvidando que Él está ahí esperando a que lo tomemos en cuenta.
En este tiempo más que en ningún otro se hace vital el que encomendemos al Señor cada salida y cada decisión a tomar pues Él es el único que sabe con lo que nos vamos a topar en el camino. No sub-estimemos la necesidad de orar por cada asunto pues al Señor le agrada y para nosotros es bendición y garantía de que si Él tiene el control, todo saldrá bien.
Haz un resumen de tus propias experiencias y mira a ver si no has pasado tú por lo mismo por no tomar control a tiempo sobre aquello que quiere manejarte. “Por nada te afanes, sino pon en las manos del Señor todos tus asuntos, en oración.” Filipenses 4:6
ZCR
www.elAdmirable.net