¿Pensando Escapar?

¿Pensando Escapar?

Dice el salmista David en una de sus inspiraciones… “¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad.” Salmos 55:6-8. Mas David termina el salmo diciendo a su Dios: “Pero yo en Ti confiaré…”

David sintió el deseo de escapar de aquello que le agobiaba, mas, no se dejó llevar por los sentimientos, sino que prefirió confiar en Dios.

Los acontecimientos de diversas naturalezas en las diferentes naciones, han hecho que muchos, cansados de tanta polémica, desempleo, corrupción, violencia, inmoralidad, falta de seguridad, etc., alcen vuelo y emigren a otros lugares, huyendo de aquello que, directa o indirectamente les afecta y que no está en sus manos el poder resolverlo. Pero, ¿Qué garantía hay de que allí donde se quieren refugiar, no han de encontrarse con algo similar o peor? ¡Cuántos mejicanos, dominicanos, cubanos, puertorriqueños, por mencionar algunos, deciden huir de su país arriesgando muchos, aún la vida, en la esperanza de que les aguarda una vida más llevadera y un futuro más seguro y alentador!

¡Cuántas parejas, al enfrentar desavenencias en su matrimonio deciden, aún teniendo hijos, recurrir al divorcio con la idea de que tiene que haber otra persona en el mundo que les llene de felicidad! ¡Cuántos hijos insatisfechos con el ambiente familiar en que viven, se refugian en los vicios, en el placer y en las malas relaciones! ¡Cuántas jovencitas, hastiadas del mal trato o de las contínuas cantaletas de sus padres, toman un día la “brillante” idea de huir de su hogar con el primero que le ofrezca villas y castillos y muuuucho amor!

Todos hemos vivido momentos en que nos hemos visto al borde de tomar decisiones ante circunstancias que pretenden obligarnos a cambiar de panorama. Pero, ¿Quién te asegura a ti que huyendo del león no te va a salir al paso un oso furioso? En otras palabras, ¿Qué garantía hay de que el cambio que tu alma anhela va a hacerse una realidad y no una pesadilla peor que aquella de la que quieres huir? Favorezco la necesidad de tomar decisiones, pero no buscando un escape incierto y sin garantía fundamentado en la pasión y no en la razón y, más importante que eso, en la guianza divina, pues… es Dios quien sabe lo que más nos conviene.

En medio de la batalla, sea cual sea su naturaleza, busquemos entender el mensaje que, a través de las circunstancias, Dios nos está gritando. Son esos los momentos que nos empujan a hacer una parada para que elevemos los ojos al cielo, agudicemos los oidos y nos dispongamos a escuchar lo que Dios está tratando de decirnos… ¡No nos resistamos ante aquello que puede significar la única salida al final del túnel!

Es crítico e interesante el tiempo que nos ha tocado vivir, mas, depende de cada cual sacar el mejor provecho del mismo, convirtiéndole en una oportunidad que contribuya al enriquecimiento emocional, físico y espiritual de cada una de nuestras vidas, conduciéndonos al refugio seguro.

JESÚS: mi escondedero, mi torre fuerte, mi castillo, mi fortaleza, mi luz, mi salvación, mi alto refugio… puede y quiere ser también…. El tuyo. Es hora de decir: “Señor, toma mi mano y guíame a puerto seguro. ¡Oh, Dios, en ti confiaré!”

Echa sobre el Señor tu carga y Él te sustentará.” Salmos 55:22

ZCR
www.elAdmirable.net

Los comentarios están cerrados.