Es la Paz ese bienestar y esa tranquilidad interior que todo ser anhela y que tantos tratan, por todos los medios, de alcanzar. ¡A cuántas fuentes, formas y maneras se recurre, obteniendo resultados a medias y lejos de ser permanentes! No es la falta de guerra, ni la ausencia de contrariedades, tampoco es la escasez de problemas lo que trae la paz; no es asunto de ánimo ni de condiciones favorables, no son las circunstancias llenas de bonanza y libres de molestias, no es el sosiego que respiras cuando todo marcha bien, tampoco la armonía y concordia que puedas disfrutar con tus semejantes de tiempo en tiempo cuando no hay desacuerdos y diferencias… tampoco es un estado que alcanza el que se aleja del mundanal ruido buscando refugiarse en la soledad y el silencio.

La verdadera PAZ viene del cielo y la recibe todo aquel que se amista con Dios por medio del Único que le puede acercar a Él… Jesucristo, el Príncipe de Paz. No importa la circunstancia o medioambiente en el que te encuentres, si Cristo llegó a tu corazón y permaneces confiando en Él, puedes disfrutar de la Paz que solo Él puede dar, la paz real y verdadera, la que el mundo, por mucho que se esfuerce, jamás te podrá dar… “la que sobrepasa todo entendimiento y guarda nuestros corazones en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7

Permanecemos en la paz de Dios cuando, en medio de toda circunstancia, permanecemos confiando en Él. “En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo Tú, Señor, me haces vivir confiado/a.” Salmos 4:8

Estar en paz con uno mismo y con los demás es el resultado de haber hecho la paz con Dios. ¡Gloria a Dios por Jesucristo!!!

• Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1

• Jesús dijo: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Jn.14:2

• Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Romanos 14:17

• Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Salmo 119:165

ZCR
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