Mi Dios Suplirá
Una mujer cristiana solía decir que ella nunca carecería de nada pues Dios suplía sus necesidades. Cuando vino un decreto de persecución la mujer fue detenida. El juez anglicano que tenía su vida en sus manos y sentía gran odio hacia los cristianos, le dijo durante el juicio: Por mucho tiempo he querido tenerlos en mi poder; soñaba con este momento. Los enviaré a prisión para que se mueran de hambre; así sabrán que los herejes no tienen ningún Dios que cuide de ellos.
La mujer muy confiada respondió: Si es la voluntad de mi Padre Celestial, yo seré alimentada de su propia mesa.
Literalmente, asimismo sucedió, pues la esposa del juez que estaba presente, conmovida por la firmeza de la mujer, le enviaba cada día una porción de comida de su casa. La mujer creyente no murió de hambre, pues siguió comiendo de la casa del juez hasta que hubo un cambio de política que trajo su libertad.
Lo más notable del caso fue que la esposa del juez no perdió su recompensa, pues Dios tocó su corazón y fue bendecida con la salvación.