Las Apariencias

Las Apariencias

Tomé una manzana para cortarla en pedazos, segura de que iba a encontrar la más suculenta fruta dado que la apariencia exterior cautivaba el apetito del más exigente. No en balde Eva sucumbió a la tentación cuando fijó sus ojos en la fruta prohibida… Pero, ¡Oh sorpresa! Tan pronto di el primer corte estaba tan dañada en su interior que tuve que desecharla. ¿Quién lo hubiera dicho? No tenía golpe ni mancha alguna. Cogí otra igualmente hermosa y el resultado fue el mismo. El corte de la tercera fue más gratificante, no era como las anteriores por fuera pero resultó más apetecible por dentro. ¡En ocasiones las apariencias engañan!

¡Cómo llegamos a conclusiones en base a las apariencias! ¡Cuántas decepciones sufrimos por evaluar la calidad de las cosas fundamentando nuestro criterio exclusivamente en las apariencias! Desgraciadamente, también es esa la regla que se aplica a las personas.

Años atrás se llevó a cabo un evento llamado, “Britain’s Got Talent”. Este es un concurso de personas con diferentes talentos donde un jurado selecciona al que más se destaque. Una de las participantes, Susan Boyle, de Escocia, al presentarse en el escenario, dejó pasmada y aprensiva a la audiencia, y ni se diga de los jueces… por su apariencia desaliñada y poco atractiva. Todos estaban a la expectativa por ver qué podía traer aquella humilde y mal vestida mujer.

Al abrir la boca Susan y comenzar a cantar, el asombro en todos incluyendo al más severo de los jueces fue tal que no sabían si reir o llorar. La exaltación en todo el auditorio fue apoteósico. El contraste entre su primera aparición y la ovación de pie de toda la audiencia captó la atención del mundo entero… De ahí que yo me enterara al escuchar sobre el evento.

Por otro lado, están los y las que se desviven por impresionar con su apariencia al que los mira, mas, cuando por alguna razón sale lo que tienen dentro, distan mucho de ser lo que aparentan. “No todo lo que brilla es oro”, dice el dicho popular. ”No descuides tu apariencia exterior, pero esmérate más en embellecer tu interior… es de más valor.”

Dios respondió a Samuel: “No mires a su apariencia, ni lo grande de su estatura, porque Yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón.” 1 Samuel 16:7

ZCR
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