La Subasta
Este hombre era sumamente rico. Sus posesiones ascendían a millones de dólares. Tenía casas, tierras, antigüedades y ganado. Pero, aunque en lo material lo tenía todo, era muy infeliz. Su esposa tenía ya muchos años y no habían tenido hijos. Él siempre deseó un hijo a quien pudiera dejarle su herencia familiar.
Milagrosamente, su esposa concibió y dio a luz un niño. Éste padecía de una incapacidad bastante severa, pero aún así su padre lo amaba con todo el corazón. Cuando el niño cumplió 5 años, su madre murió. El padre entonces, más lo protegía. A la edad de 13 años, el niño murió a causa de su condición y más tarde el padre también murió con el corazón destrozado por causa de la tristeza.
Se llevó a cabo una subasta de todos los bienes de la familia ante cientos de participantes. Lo primero que se ofreció fue una fotografía del niño. Nadie ofreció cantidad alguna. Todos esperaban como buitres las cosas más valiosas. Finalmente, la criada de la familia, quien había ayudado con la crianza del niño, ofreció $5.00 por la fotografía y fácilmente se llevó la subasta. Para sorpresa de todos, el subastador sacó un testamento escrito a mano de la parte trasera del cuadro. Éste decía lo siguiente: “A la persona para quien mi hijo significó tanto que compró esta fotografía, a ella le dejo mi herencia completa.”
Se terminó la subasta. La codiciosa multitud se retiró sorprendida y consternada. No podían comprender tal acción, para ellos, sin sentido.
¿Cuántos de nosotros hemos ido tras aquello que considerábamos valiosas riquezas sólo para descubrir luego que nuestro Padre Celestial está dispuesto a darnos toda su herencia si sólo buscamos a su Hijo?
Tomado de: Inspirational Archives
“Con gozo demos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.” Colosenses 1:12