La Alabanza es Miel
«La alabanza es la miel de la vida que el corazón creyente sabe extraer de cada flor celestial, ya sea de la providencia o de la gracia.” C. H. Spurgeon
Cuando permanecemos bajo el abrigo del Altísimo, las experiencias que vivimos aún en medio de la tristeza, se convierten en tal bendición, que si fuéramos a expresarlo con palabras se nos haría sumamente difícil. Y es que… cuando hacemos del Admirable nuestro refugio y fortaleza en medio de la circunstancia que sea, el Señor se agrada y bendice mucho más de lo que pedimos o entendemos. “Todo obra para bien en aquellos que a Dios aman.” Romanos 8:28
Desde una enfermedad hasta la partida de un ser querido, todo está en tal control divino, que aunque la fuente de nuestros ojos no puedan contenerse, nuestro espíritu se goza dando gracias y alabando al Dios soberano, Aquél cuya suprema voluntad se luce en derramar bendiciones hasta que la copa rebosa.
Recientemente celebramos la vida de una persona muy querida de nuestra familia, que salió del dolor físico para disfrutar eternamente de la presencia del Amado. Hoy se está gozando como nunca, y nosotros con ella… porque hay esperanza. ¡Cristo en nosotros, la esperanza de Gloria! ¡Qué diferente hubiera sido si hubiéramos estado desprovistos de la gracia divina!
Hay situaciones en la vida para lo cual no tenemos explicación, pero nos basta con saber que el Dios y dueño de nuestras almas está en control pleno y absoluto. ¡Cuánto reposo nos da el creer que el Dios Omnipotente, el Creador de todo lo creado, el Salvador de nuestras almas es por nosotros! Sus pensamientos no son como los nuestros; son mucho más altos… Y nosotros, como las águilas, hemos aprendido a permanecer con Él en las alturas.
La vida con Cristo es la aventura más interesante, hermosa e indescriptible que ser humano alguno pueda experimentar. En ella, lo grande y lo pequeño, lo importante y lo insignificante, lo especial y lo común, adquiere el más sublime significado y alto valor jamás comprendido por quienes aún permanecen alejados de sus amorosos brazos. Es indescriptible, pues no consiste en palabras, por hermosas y exactas que sean las que escojamos para tratar de hacernos entender.
Nuestro caminar con Jesús es vida, y porque es vida, es imposible que aquel o aquella que aún no se ha encontrado con el Admirable pueda siquiera tener la mas remota idea de lo que la relación personal con nuestro Padre Celestial a través de su amado Hijo, Jesús, supone. Esto ni se enseña ni se aprende; ésto se vive… para poder ver y comprender lo que con palabras se nos hace imposible expresar. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 1 Corintios 2:9
Cuando comenzamos a gustar de nuestro Amigo Fiel en esa relación de amistad tan única, personal y especial, jamás damos vuelta atrás a aquella vida desabrida, sin sazón y sin razón en la que la ignorancia y la falta de fe genuina nos tenía enlazados/as. ¡Jesús es más dulce que la miel! No lo cambio por nada ni por nadie. Y es que la verdad ni se compra ni se vende…
Al realizar la grandeza de su misericordia, su fidelidad, sus bondades y beneficios que de día en día recibimos, no podemos dejar de adorarle, alabarle y bendecir su nombre. Si en la bonanza y en la paz, la alabanza agrada a Dios, ¡cuánto más se agrada cuando le alabamos en medio de los momentos de dolor! Con Cristo somos más que Vencedores… En todo y por todo le adoramos y damos gracias…
“Alaben al Señor, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza. Se complace el Señor en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia.” Salmo 147:1,11
«Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de contínuo en mi boca. Gusten y vean lo bueno que es el Señor; dichosa la persona que confía en Él.» Salmo 34:1,8
ZCR
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