Me propongo recordar y exaltar el mandato de nuestro Dios de “Dar gracias en todo” y esto, no un día en el año, sino, cada día, en todo tiempo y en todo lugar. ¡Hay tanto que agradecer a nuestro Dios! Sin embargo, a veces damos por hecho sus beneficios como si lo mereciéramos. Olvidamos que todo lo bueno que recibimos es por su gracia y su gran misericordia. ¡Cuán ingratos nos tornamos cuando permitimos que en nuestro corazón abunden más las quejas que las acciones de gracias, cuando se habla del amor de Dios, mas, con los hechos se niega!

Reconozcamos su amor, su misericordia y su fidelidad no solamente un día en el año, sino, cada día de nuestras vidas. Los que nos hemos encontrado con el Admirable en el camino; los que hemos recibido el toque de Su mano en los momentos de más necesidad; los que hemos conocido la paz y el amor de Dios por medio de Jesucristo; los que de día en día nos deleitamos en Su presencia… tenemos razón más que suficiente para vivir agradecidos desde ahora y por toda la eternidad.

Si piensas que tienes pocos bienes que agradecer a Dios, agradécele al menos… por los muchos males que no tienes. En la vida ordinaria pocas veces realizamos que es más lo que recibimos que lo que damos. La gratitud es una característica de las almas humildes y nobles…

Los que nos hemos topado con Jesús, no nos cansamos de agradecerle su gran sacrificio de amor. Todo el oro del mundo jamás será suficiente para poder pagar por su gracia bendita. Por eso…Hagamos de la acción de gracias un estilo de vida, no de un día, sino TODOS los días de nuestras vidas.

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo JESÚS. 1 Tesalonicenses 5:18

Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su Santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmo 103:-2

Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación. Salmo 68:19

¡Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos!

ZCR
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