Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere debajo del cielo
tiene su hora. Eclesiastés 3:1
¿Qué provecho tiene el hombre
de todo su trabajo con que se afana
debajo del sol? Eclesiastés 1:3

¿Y quién de vosotros podrá, por mucho
que se afane, añadir a su estatura un codo?
S. Mateo 6:27

Por nada estéis afanosos… Filpenses 4:6

No sólo los jóvenes se afanan por ver resultados inmediatos, también gran cantidad de adultos esperan hacerse expertos de la noche a la mañana como por arte de magia. Sucede con los instrumentos de música, el dibujo, el cántico, la escritura, la computadora y tantas otras materias en las que se quiere adquirir conocimiento. La perfección se va dando con el esfuerzo, la práctica, los fracasos, el sacrificio en muchos casos, el tiempo dedicado, el interés genuino de alcanzar lo que se ha propuesto, y sobre todo, confiar en el Señor. Es un proceso de hacer la parte que nos corresponde, esperar en el Señor y hacer alianza con el tiempo…

Así también pasa en nuestra relación con el Señor… Le presentamos nuestras situaciones y queremos recibir respuesta al momento. Vemos a Dios como un resuélvelo todo. Pongamos nuestras metas en sus manos y esperemos con paciencia. Si hemos esbozado nuestros planes conforme a su voluntad, veremos su mano moverse en el momento preciso. Mientras más firme es nuestra fe, más pacientes nos tornamos, más avanzamos en nuestro caminar con Él y más le conocemos. “Por nada estéis afanosos…”

ZCR
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