Es su Naturaleza
La oveja es dócil; es mansa. ¿A la oveja le cuesta ser mansa? No… esa es su naturaleza. ¿Tiene la oveja que aprender a ser dócil y mansa? No… se desenvuelve de esa manera porque responde a lo que es natural en ella… Así es la oveja; esa es su naturaleza.
¿Por qué al lobo no le cuesta ser cruel, y sin piedad se echa sobre las pobres e indefensas ovejas? Es que actúa según su naturaleza… Así es el lobo.
Y… ¿Por qué el ser humano se distingue por su egocentrismo, buscando primero su propio bienestar? Desgraciadamente, esa es su naturaleza. El egocentrismo, hijo de la soberbia (altivez, pre-potencia) llegó con el paquete heredado de los primeros seres que afrentaron al Dios soberano… los causantes de la mayor desgracia de la humanidad: Adán y Eva.
Gracias a Dios por Jesucristo… Sabiendo desde siempre lo que iba a suceder, ya había provisto la manera de sacarnos de tan terrible condición, haciéndose Él mismo una criatura humana en su Hijo para mostrarnos lo que es la naturaleza del Cordero… manso y humilde de corazón.
“Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca.” (Isaías 53:7)
Los creyentes en Jesucristo, los que han nacido de nuevo, los que un día se toparon con el Admirable Príncipe de Paz, dejan atrás su vieja manera de ser para vivir conforme a su nueva naturaleza. No como el lobo que se vale por sí mismo, sino como la oveja que depende de su pastor; no como la serpiente que se luce en erguir su cabeza cuando es provocada, sino como el gusano que se enrosca cuando es lastimado.
Atrás debe quedar la altivez de espíritu de la naturaleza caída para dar paso a la mansedumbre y humildad recibida en el paquete dado por gracia en el Fruto de Amor del Espíritu. Nueva criatura… Nueva naturaleza.
“Yo soy el Buen Pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.” (Juan 10:14) ¡Nunca se nos olvide lo que somos en Cristo!
Bienaventurados…
-los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
-los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
-los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos seran saciados.
-los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
-los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. (Mateo 5)
ZCR
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