El Dilema del Burro
Este era un matrimonio con un hijo de 12 años. Un día tomaron la decisión de dar un viaje para trabajar y conocer otras partes del mundo. El día de su partida se fueron los tres con un burro que poseían.
Al pasar por el primer pueblo, la gente al verlos, comentaban: Mira ese chico mal educado, él encima del burro y los pobres padres, ya mayores, llevándolo de las riendas.Entonces, la mujer, para que no molestaran a su hijo, le dijo a su esposo: No permitamos que la gente hable mal del niño…
El esposo estuvo de acuerdo con su mujer y bajó del burro al niño y se subió él… Siguieron su ruta y al llegar al segundo pueblo, escucharon a la gente que murmuraba: Mira qué sinvergüenza ese tipo; deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima. ¡Qué corazón! Hay que ser bien cruel y despiadado…
Tomaron entonces la decisión de que sería la mujer la que iría sentada en el burro, mientras padre e hijo tiraban de las riendas… Al pasar por el tercer pueblo, la gente decía: Pobre hombre… después de trabajar todo el día tiene que llevar a la mujer sobre el burro… y, pobre niño, ¡lo que le espera con esa madre!
La familia ya no sabía qué hacer para no ser blanco de los comentarios de cuantos los veían y acordaron subir los tres al burro para comenzar nuevamente su peregrinaje… Al llegar al pueblo siguiente, escucharon que los pobladores decían: Estas personas son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva… ¡van a partirle la columna al pobre animal!
Ante tal desesperante situación, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro… Siguieron su travesía y al pasar por el pueblo siguiente no podían creer lo que escuchaban de las gentes en tono de burla y riéndose hasta más no poder: Miren a esos tres idiotas, caminando ¡cuando tienen un burro que podría llevarlos!
Conclusión: Así como hicieron con esta familia contigo también lo harán. No importa la posición que asumas en las diferentes circunstancias, ni cuánto te esmeres en hacer las cosas bien… siempre habrá personas que te criticarán. Asi que, deja de preocuparte por lo que la gente piense y diga de ti… y preocúpate más por agradar a Dios… Aunque no complazcas a muchos… Créeme, es lo mejor.
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.” Salmo 23:5
Autor Desconocido