El Admirable

El Admirable

Nos encontramos, tú y yo, a través de este medio sencillo pero lleno de buenos deseos, haciendo un alto en las faenas cotidianas y echando mano del rincón más acogedor y apacible del entorno de cada cual, buscando dar a nuestro ser tripartito el descanso necesario, para seguir disfrutando de la libertad con que Cristo nos hizo libres, si es que tú también te has encontrado con la verdad.

Pido al Señor que esta experiencia que a Él le ha placido recordarme, sea recibida con el mismo amor con que la he plasmado en esta página. ¡Es tan hermoso saber que Él nos conoce como nadie y que, en ese conocimiento, está la preocupación genuina de atender la necesidad, el anhelo, los intereses y hasta… los caprichos de cada cual! Me refiero a caprichos que zurcan nuestro corazón en momentos en que actuamos como a Él le agrada… en la inocencia de un niño.

En cierta ocasión, mientras esperaba a que llegara mi esposo a nuestro hogar, sentí el deseo de comer helado, cosa extraña, pues, como no es algo de mi preferencia, rara vez lo compro. Pasó tan fugazmente el pensamiento que hasta lo había olvidado. Pero, ¡Oh, sorpresa! Cuando llega mi esposo, con paquete en mano, recordé lo que había pensado y le digo:
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-¿Me trajiste helado?

-¿Cómo lo sabes? -Me preguntó.
-No lo sabía, pero lo deseé y mi Dios me complació, -le contesté.

Oye, ¡es que somos la niña de los ojos de Dios, su especial tesoro! Aunque otros no te atiendan, y haya quien no te comprenda, aunque recibas menosprecios, ofensas, maltratos, desilusiones y desamor… Hay Alguien para quien siempre serás muy importante, el Amor de los amores, el Amigo Fiel, Aquél en quien yo me deleito llamándole… ¡Admirable!

Y es que es admiración lo que mi alma siente por Aquel, que me ha tomado en sus brazos y de día en día me manifiesta su amor. ¡Cuánta bondad y misericordia! Cada día le amo más…

Se compunge todo mi ser al escribir lo que mi alma siente y, como siempre suele sucederme cuando adoro al Señor por sus bondades… mis ojos no pueden evitar derramar lágrimas de agradecimiento a Dios por mi amante Salvador, el ¡Rey de Reyes y Señor de Señores!

ZCR
www.elAdmirable.net

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