La Dicha del Perdón

La Dicha del Perdón

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mi pecado te declaré, y Dije: confesaré mis transgresiones a Dios;

y Tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Por esto orará a Ti todo santo en el tiempo
en que puedas ser hallado; ciertamente en la
inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.

Alégrense en el Señor y gocénse, justos; y canten
con júbilo todos ustedes los rectos de corazón.
SALMO 32:1-7, 11

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¡Qué bien se siente aquel cuyos pecados han sido perdonados! ¡Cuánta libertad produce el creer que todos fueron echados a lo más profundo de la mar y que Dios ya no se acuerda de ellos! ¡Cuán grande y real la paz que resulta de amistarse con el Padre! Sólo la FE en la sangre de Cristo puede hacer el milagro.

Si aún no has resuelto el más grande y grave de tus problemas, si todavía no has vivido tal fundamental y vital experiencia, ahora es el momento, NO lo dejes pasar. ¡Bienaventurado aquel que ha hecho la paz con Dios pasando de muerte a vida, de la amargura al perdón, de la mentira a la verdad, de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, del temor al amor! Hay gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente. Y… no hay una sola persona en el mundo que no tenga de qué arrepentirse.

ZCR
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