Escucha, oh Señor, mis palabras;
Considera mi gemir. Está atento
a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
porque a Tí oraré. Oh Señor, de mañana
oirás mi voz; de mañana me presentaré
delante de Tí, y esperaré. SALMO 5:1-3

Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré;
mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela.
Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido.
SALMO 63:1,8

Yo amo a los que me aman,
y me hallan los que temprano me buscan.
PROVERBIOS 8:17

Es de gran bendición buscar el rostro de Dios tan pronto se abren nuestros ojos en la mañana. Si deseas pasar cada día en victoria, no olvides echar mano de la llave que tiene el poder de abrir los cielos. Es por medio de la oración que mantenemos nuestra relación de amistad con Dios, un asunto fundamental en la vida del cristiano. Acostumbra a poner todos tus asuntos en las manos del Señor y verás la diferencia. En vez de compartir tus cargas con quien no te puede liberar de ellas, hazlo con el Único que te entiende y tiene el poder de resolverlas. Deléitate en el Señor y tus peticiones serán contestadas. «Gustad, y ved que es bueno el Señor; dichoso el hombre que confía en El» (Salmo 34:8)

ZCR
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