Deseamos Ser…
Nuevamente me dispongo a organizar mis ideas y a pasarlas por el filtro de las Escrituras para tener la certeza de que, lo que sale, ha de ser la provisión que alguien está esperando o necesitando, y esa persona puede ser… yo misma. Dispongo mi corazón para recibir aquello que pueda suponer el sustento que, en ese momento, mi alma espera.
Cuando deseamos ser, como Dios quiere que seamos, nunca nos conformamos con lo que hemos alcanzado. Es como si el Señor nos provocara… Mientras más nos acercamos, más largo se hace el camino que falta por recorrer. Mientras más conocemos, más es lo que aún nos falta por saber. Y mientras más gustamos de Él, más hambre de Dios hay en nuestros corazones. Pero, ¡que hermoso y placentero se nos hace el camino cuando lo recorremos con las manos agarradas al cayado del Pastor! ¡Cuánta satisfacción produce el saber que Quien nos enseña es el más sabio de todos los maestros! ¡Cuánta confianza nos merece Quien más nos ama!
“Cuando deseamos ser”… ¡Cuántas veces confundimos el SER con el HACER. A Dios no le impresiona lo que hacemos; más le interesa lo que somos. Por más que yo haga, si no me preocupo por lo que soy para Dios, estoy perdiendo mi tiempo. Lo que soy… lo pongo en las manos del Alfarero, para que continúe dándome la forma que solo Él me puede dar, para su gloria y deleite y para mi mayor bienestar.
Lo que yo pueda hacer, es lo que tengo que hacer, es lo que se espera de mí. Tengo pues que concluir con las mismas palabras de Jesús: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.” Lucas:17:10
Sigamos haciendo lo que nos corresponde pero no descuidemos lo que es más importante… lo que Dios quiere hacer de cada cual, lo que El quiere que seamos. No es lo que yo haga; es, lo que yo sea…
Bendiciones del cielo sean derramadas sobre tu vida supliendo cada una de tus necesidades, ya sean espirituales, físicas, o materiales. ¡Exaltamos a JESÚS! nombre sobre todo nombre…
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14.
ZCR
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