Como Puente
Es interesante ver cómo circunstancias adversas nos pueden llevar a un fortalecimiento interior si nos enfrentamos a ellas con fe y valentía y una disposición férrea de vencer “en el nombre de Jesús”. Lo que para una persona pudiera significar una crisis, para otra puede ser la más rotunda victoria. No depende del conflicto, sino de la actitud que se asuma ante él y de cuán decididos estemos a pasarle por encima, usándolo de puente para seguir avanzando.
“Dios hace mis pies como de ciervas y me hace estar firme sobre mis alturas; adiestra mis manos para la batalla.” Salmo 18:33-34.
Si nos mantenemos firmes en la fe haremos de cada situación, por difícil que parezca, un reto que nos servirá de estímulo para no desmayar ante la adversidad, sea ésta del tamaño y/o profundidad que sea. Con cada batalla nuestras fortalezas se harán más firmes y el tiempo en que éramos sacudidos/as como hoja que mueve el viento, será olvidado o recordado como aguas que pasaron. (Job 11:16)
No me refiero al testimonio de una ocasión, sino a la manera permanente de vivir las 24 horas de cada día, convirtiéndose cada asunto en parte de la vida abundante que el Señor vino a darnos. Tal verdad nos lleva a reconocer que sólo con la ayuda de Dios podemos lograrlo. “Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino.” Salmo 18:32.
Cuando nos disponemos a cambiar de estrategia, soltando nuestras propias armas y tomando las divinas, echando fuera todo intento de resolver problemas a nuestra forma y manera y permitiendo que sea Él quien nos enseñe y dirija, es cuando podemos cantar victoria de manera permanente… la victoria que ha vencido al mundo y que sólo proviene de la FE en Jesús. “El justo por la FE vivirá.” Romanos 1:16.
“Humíllense, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que Él los exalte cuando sea el tiempo; echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.” 1 Pedro 5:6-7
ZCR
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