¿Casualidad?
Una amiga muy querida solía decir a menudo: «Esto es como los paños de malva, uno «quita’o» y otro puesto…» (Queriendo decir que no se ha terminado aún de solucionar un asunto cuando se presenta otro.) Pues el que se puso hoy en mi casa fue un charquito de agua que «de casualidad» encontré en el piso de uno de los baños. Ya iba haciendo camino hacia el pasillo cuando me di cuenta.
Empecé a dar gracias a Dios, ¿sabes por qué? -No sólo lo descubrí antes de que se convirtiera en algo de mayores proporciones, sino que enseguida encontré la causa y la solución. ¿Casualidad? -El Señor está pendiente de todo, no se le pasa una, para avisarnos a tiempo de lo que se está moviendo en nuestro entorno, sea material, físico o espiritual. (Aclaro que de plomería sé NADA, pero no hay mejor plomero que mi Amigo.)
¡Cómo se mueve nuestro Dios en la vida de aquellos que le toman en cuenta! Lo vemos en lo grande y en lo pequeño, en lo importante y lo insignificante, en lo ordinario y lo extraordinario; en todo Dios está. Es hermoso poder advertirlo… ¡Gracias, Señor, porque contigo vivimos en Victoria!
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús…» 2 Corintios 2:14
ZCR
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