Cuenta la historia de cierto rey que hizo poner una gran piedra en el camino y se ocultó para ver quien se detendría a quitarla del medio. Muchos peatones pasaron por el lado y algunos criticaron al rey y a las autoridades del país por no mantener las carreteras en mejor condición, pero ninguno se dispuso a moverla.

Finalmente, pasó un campesino pobre con una pesada cesta de frutos que traía de su campo para venderlos en la ciudad. Contemplando la piedra y viendo que era un estorbo para todo el que pasara por allí, soltó su carga y con grandes esfuerzos logró hacerla rodar hasta sacarla del camino.

El hombre se dio cuenta, entonces, que había una bolsa escondida en un pequeño hoyo que la piedra había estado tapando. La abrió y cuán grande fue su sorpresa al ver que estaba llena de piezas de oro con una nota escrita por el rey que decía: «Esta es una recompensa para la persona que quite la piedra.»

Comentarios: En cada obstáculo que encontremos en nuestro caminar, el Rey de Reyes tiene oculto un tesoro para quienes jamás dudan de Su amor. Podemos hacer como los primeros viajeros de la historia, evitarla con un rodeo sin darle la debida importancia, y culpar a otros y a Dios mismo por los escollos con los que nos topamos, pero estaríamos desagradándolo y perdiendo la bendición, no sólo para un@, sino para otras personas que podrían ser nuestros seres más amados.

Nos conviene entender que nuestro Dios se agrada de quien ve Su mano moviéndose en todos los asuntos, aunque nos cueste entenderlo. Y es que… Sus pensamientos son más altos que los nuestros.

Es por FE que debemos vivir sus hij@s… dando atención, no a lo que estorba en el camino, sino a Quien, de seguro, nos espera al final del mismo con una gran recompensa por haberle creído. ¡Jamás dudemos de Su Amor y Su Fidelidad!