Amor Ganó
Hace muchos años, durante la matanza de los Armenios, una joven Armenia y su hermano fueron perseguidos por un soldado turco y finalmente alcanzados. El hermano fue asesinado ante los ojos de la muchacha, pero ella pudo escapar saltando una pared.
Tiempo después, esta joven servía como enfermera en un hospital turco. Un día, a su sala fue llevado el mismo soldado que había dado muerte a su hermano. La joven, que más tarde visitó la nación americana, testificó que, al verlo, en su interior se libró una gran batalla. Sabía que si el soldado que estaba gravemente enfermo era desatendido, se le podía producir la muerte.
Su vieja naturaleza clamaba por venganza, mas la nueva criatura engendrada por el Espíritu de Cristo clamaba “Amor”. Y felizmente, para el soldado enfermo y para ella misma, el amor de Cristo ganó la partida, y el infeliz criminal fue cuidado y atendido igual que el resto de los pacientes.
Cuando el hombre mejoró, reconoció en la enfermera a la muchacha que había perseguido y le preguntó por qué no lo había dejado morir. Ella le contestó prontamente: Porque soy seguidora de Aquel que dijo: “Amad a vuestros enemigos y haced bien a los que os aborrecen.”
El paciente, asombrado al escuchar aquello, quedó silencioso y finalmente dijo: “Yo no sabía que existiera tal clase de religión. Háblame más acerca de ella, pues quiero conocerla.”
Al explicarle la joven que se trataba de una persona, Jesucristo, el amor de Dios lo conquistó y ella tuvo el gozo de llevarlo a los pies del “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”